miércoles, febrero 21, 2007

Para El Resto Del Día...

Como cada día, desglosaba los minutos de aquel día lluvioso que acaba de aparecer por el horizonte. Instantes aún por vivir con aroma a café y sabor amargo de la mermelada de naranja.

Repasaba sin cesar la orden del día. Ejercía una y otra vez la obligación impuesta de salir a la calle con una jornada perfectamente establecida. El desorden le producía una terrible y desagradable sensación.

Observó la ropa que había preparado la noche anterior, perfectamente doblada en el vestidor contiguo a la aún tibia alcoba. Los zapatos brillantes, impolutos, colocados en el suelo.

El aroma a café recién hecho impregnaba el ambiente. El murmullo del programa matutino de noticias se dejaba oír, aunque era su agenda la que escuchaba.

Alargó la mano, y de manera totalmente mecánica, alcanzó el suave y mullido albornoz. Con paso decidido entró se encaminó al iluminado y suavemente perfumado cuarto de baño. Y se dejó atrapar por el agradable vapor del agua caliente. Todo se paró. Las páginas del dietario dejaron de pasar. El aroma a café dejó de flotar en el ambiente... El tiempo dejó de transcurrir por unos instantes... Cerró el grifo. Abrió los ojos. Se cubrió con el albornoz. Salió de la ducha. Se giró levemente hacia el espejo. Se quedó inmóvil... Perpleja abrió los ojos, en un intento de asegurarse que no seguía sumergida en un profundo sueño. Se acercó. Todo se descolocaba. Todo cambiaba de lugar, inesperadamente... y leyó lentamente aquello que, sorprendentemente, aparecía escrito como por arte de magia sobre la superficie empañada...






Buen día... Beso











Desordenaba. Desubicaba. Descolocaba
No dejaba de asombar...

martes, febrero 13, 2007

Soñando

Has soñado que yo soñaba que tú habías soñado que me encontrabas en tu sueño...


¿dormida?




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