lunes, mayo 28, 2012

Un café irlandés


Él desvió su mirada. Fueron apenas unos segundos. Ella, segura de su gesto, lentamente, pero descarada y exageradamente giró su cabeza en la misma dirección.

El aire, cómplice, atrapaba palabras, música y risas, hasta hacerlos desaparecer. Solo él y ella, frente a frente en aquella penumbra artificial creada especialmente para ellos.

Él tomó la copa en la mano, la zarandeó suavemente y tomo otro sorbo de café, que quedó suspendo un instante en la comisura de sus labios. Ella, dejaba caer su dulce mirada sobre aquel torrente de palabras que él había guardado durante horas, meciéndolas en aquel silencio simulado.

Con el último sorbo, ella sintió el leve temblor de la incertidumbre, él se supo atrapado por aquellos ojos que le habían fascinado.

Caminaron hacia la puerta.
 
Él se apoderó del alcohol evaporado tras prender el licor que el aire liberó a modo de despedida.

Sobre ella quedó la huella emborronada de una copa tibia aún...

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