viernes, noviembre 24, 2006

Una Tarde Cualquiera, Un Día Cualquiera

Sentada en el escalón de la puerta, descansa el sopor de la tarde sobre la blanca pared. El inconfundible aroma a salitre impregnaba su piel. La claridad le llegaba reflejada, a través de los barrotes de la barandilla. Una canción llegaba desde abajo, confundida con risas, gritos, diálogos... tal vez monólogos.

El mar peinaba la orilla, dejando sobre la blanca y fina arena el lento pasear del agua. Llegaba pausadamente, casi cansada, marchándose con prisas, casi huyendo de las pisadas y de los rayos de sol, para ocultarse entre corrientes invisibles. Respiró profundamente. Sintió como el letargo se empapaba de sal, lo saboreó. El estribillo de la canción se repetía, luchando con el silencio, el adormecimiento de la hora.

Y el mar seguía peinando la arena....


Y la melodía le ponía la banda sonora...

2 Comments:

Anonymous Anónimo ...

...el sonito del mar es tan armonioso como tus letras...

24/11/06 14:07  
Blogger Umma1 ...

Con el mar se puede dialogar.
Me transmite una enorme serenidad este post.
O un deseo enorme de regresar al oceáno.

Saludos

25/11/06 00:17  

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